viernes, 2 de enero de 2009

2007-12-14 -exp161551- Placa recordatoria Guillermo Estevez Boero

Concejo Municipal Rosario

VISTO:
El próximo 28 de diciembre, aniversario del natalicio de Guillermo Estévez Boero,
impulsor incansable de la unidad del socialismo, un referente fundamental para la
reconstrucción de la presencia socialista en Argentina; personalidad de una enorme
trascendencia por su militancia política, su defensa de los derechos y su irrestricta
defensa de los valores democráticos y la democracia; y

CONSIDERANDO:
Que Guillermo Emilio Estévez Boero nació el 28 de diciembre de 1930
en nuestra ciudad de Rosario, donde pasó su infancia y adolescencia. Su padre era
productor agropecuario, su madre, de gran sensibilidad, fue la que lo introdujo al mundo
de la cultura y los libros.
Estudió Abogacía en Santa Fe, en la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales de la Universidad Nacional del Litoral, pasando por todos los estamentos de la
militancia universitaria: fue Presidente del Centro de Estudiantes , miembro del Consejo
Directivo de la Facultad y del Consejo Superior de la Universidad; Presidente de la
Federación Universitaria del Litoral; y Presidente de la Federación Universitaria Argentina
(FUA), cargo al que arribó el 18 de octubre de 1959, luego de conducir la masiva
movilización estudiantil en defensa de la educación laica*.
Abrazó los postulados de la Reforma Universitaria de 1918, y no los
abandonó nunca a lo largo de todos sus días. En este movimiento y programa encontrójunto
a las reivindicaciones de una nueva y más científica formación, de los principios de
gratuidad, autonomía, cogobierno, extensión, investigación, y libertad de cátedra- la
necesidad de lograr la unidad obrero estudiantil y emprender la lucha más amplia, la lucha
social y política por lograr una sociedad más justa a través de la unidad Latinoamericana.
Formó parte de una generación marcada a fuego por los padres de la Reforma, como
Deodoro Roca, por quienes la sostuvieron dentro o fuera de la Universidad, como Alfredo
L. Palacios, Alejandro Korn, José Ingenieros y Julio V. Gonzalez, así como aquellos que le
dieron dimensión americana, como Víctor Raúl Haya de la Torre, Julio Mella o Rómulo
Betancourt.
De su militancia estudiantil perdura el recuerdo de sus compañeros,
multiplicándose su presencia en asambleas, comedores estudiantiles, la impresión de
apuntes o la organizaciones de actividades financieras para solventar el funcionamiento
del Centro. De esta manera llevaba a la práctica su convicción de que la solución de los
pequeños problemas es parte de la solución de los grandes temas y que, a la vez,
solamente podremos resolver los pequeños problemas cuando conozcamos la existencia
y la naturaleza de las grandes problemáticas de la humanidad. Hacía así propios los
términos que planteara Juan B. Justo en el año 1897, refiriéndose a la cooperación:
"Amemos las ideas generales y ocupémonos de cosas pequeñas. Así es como
conseguiremos hacerlas grandes".
Su aproximación al socialismo se produjo desde la práctica, a través
de la lectura principalmente de los libros de José Ingenieros, de la figura de Alfredo
Palacios, del estudio de los textos jurídicos de Carlos Sánchez Viamonte, de las ideas
argentinas de José Luis Romero, y de los clásicos como Carlos Marx y Federico Engels,
sin que al inicio de su formación influyera significativamente Juan B. Justo, a quien luego
reconocería en su plenitud.
Entendía a la formación universitaria como continuación natural y
tercer ciclo de la educación, considerándola como un derecho y no como un privilegio, y a
la vez insistía en la responsabilidad que tenían que asumir los universitarios para dar
respuestas a los problemas de su tiempo y de su espacio. Decía que la Universidad tiene
más elementos que el hombre de la calle, maneja estadísticas, reseñas históricas,
bibliotecas y laboratorios, pero que si no difunde, no concientiza, es como un faro
apagado que no proyecta sus rayos de luz, su preocupación, su inquietud ante la realidad
de todos los días: una Universidad sin espíritu crítico, sin la práctica de la extensión
universitaria, sin solidaridad obrero estudiantil, no es una Universidad como la entienden
los reformistas. Fue de esta manera que junto a Dardo Cúneo y otros socialistas, fundó en
el año 1953 “Acción Socialista”, buscando la superación de las viejas antinomias. Del
mismo grupo surgió el Partido de los Trabajadores, por el cual resultara electo el
convencional constituyente Juan Carlos Deghi en la Reforma de 1957, siendo Secretario
de Bloque de la Constituyente.
El movimiento universitario reformista que se había gestado en 1952
fue creciendo y ganando reconocimiento entre otros sectores hasta permitir que en 1959
fuera elegido Presidente de la Federación Universitaria Argentina. Desde allí acompañará
el esplendor académico de la Universidad de Buenos Aires bajo el rectorado de Risieri
Frondizi, a la vez que cuestionará las estructuras económicas vigentes, sentando posición
sobre los grandes problemas del país, y participará de encuentros internacionales de
organizaciones estudiantiles alrededor de todo el mundo. En este período visitó China,
Rusia y Cuba, trabando conocimiento con los principales líderes de estos países.
Dado cuenta de este crecimiento, a principios de 1960 condujo al
grupo de socialistas reformistas en la fundación del Movimiento Nacional Reformista.
En línea con la dimensión social de la Reforma, su construcción no se
agotó en el movimiento estudiantil, sino que derivó en la creación, hacia fines de la
década del sesenta, del Movimiento de Acción Popular Argentino, MAPA, y en 1972 en la
fundación del Partido Socialista Popular, ocupando la Secretaría de Organización durante
los primeros dos años y la Secretaría General hasta 1992. En la creación confluyeron el
MAPA, el Socialismo Argentino, el Grupo Evolución y la agrupación Militancia Popular.
Su concepción del socialismo distaba de ser dogmática, buscaba unir
la convicción democrática, la reivindicación de lo nacional y popular y la defensa de la
igualdad.
Ante una nueva ruptura del orden institucional en el año 1976, al más
sangriento de los golpes de Estado lo enfrentó con su militancia. Ante la proscripción del
Partido Socialista Popular y el Movimiento Nacional Reformista como de la mayoría de las
fuerzas políticas y sociales, en momento de la más cruda represión, recorrió el país en la
clandestinidad, sumando voluntades y juntando fuerzas para luchar por el retorno a un
gobierno constitucional. Al crearse la Mesa de Unidad Socialista en 1981, Alicia Moreau
de Justo asumió la presidencia y Estévez Boero fue uno de sus vicepresidentes.
En 1983 con el reinicio de la democracia fue candidato a Presidente
de la Nación por el Partido Socialista Popular, sintetizando en su propuesta de gobierno
que la economía y la riqueza nacional deben ponerse al servicio de la satisfacción de las
necesidades básicas de todos los habitantes: materiales y espirituales, y por lo tanto, la
atención de la deuda externa debe ser compatible con estas jerarquías. Advertía que la
salud debe estar fuera del comercio, la educación debe ser gratuita y común, con el
objetivo del desarrollo integral del niño. Rechazaba la preeminencia de la economía de
escala y consideraba a la pequeña y mediana empresa de la ciudad, del campo y del mar,
como las organizaciones básicas de la producción nacional. Proponía un verdadero
federalismo en el reordenamiento demográfico y territorial del país, la descentralización
económica promoviendo economías regionales que realicen la industrialización de la
materia prima en el lugar de la producción.
Sostenía como única herramienta posible para el logro de estos fines,
la participación popular, otorgando a cada argentino la responsabilidad de gobernar, de
planificar, de ejecutar, de controlar la vida del país, en el marco institucional de un Estado
descentralizado y democrático. Postulaba entonces que la democracia representativa
debe reforzarse con la democracia participativa en todos los organismos de planificación y
de gestión, barriales, municipales, departamentales, provinciales y nacionales, a través de
formas pluralistas, respetuosas de toda corriente de opinión, ajenas a toda exclusión,
contrarias a toda marginación e integradoras de todos los sectores de la vida nacional.
Concluía que la participación mejora al hombre porque lo hace artífice
de su destino, mejora el resultado de toda gestión social y evita la corrupción y la
degradación, ya que ellas desaparecen cuando el pueblo controla.
Guillermo Estevez Boero sostenía que era necesaria la
implementación de una democracia participativa y nos decía: “Habíamos aprendido
duramente que sin formas participativas la democracia representativa es fácilmente
vulnerable por los grandes intereses económicos y por los sectores totalitarios. ……
nuestra propuesta debe ser crear mecanismos de participación y descentralización para
posibilitar la creación de la Nación Argentina. Para posibilitar la conformación del Estado
Argentino, esta vez de abajo hacia arriba, porque un estado vacio de participación y de
coincidencias jamás puede ser representativo del interés nacional ni de los valores de la
nacionalidad.”
Fue convocado a integrar el Consejo para la Consolidación de la
Democracia en 1985, presidido por Carlos Nino, donde aportó sus conocimientos,
experiencia y proyectos para una concertación nacional.
En 1987 con Guillermo Estévez Boero volvió el socialismo a ocupar
una banca en la Cámara de Diputados después de 25 años, al resultar electo Diputado
Nacional por la Provincia de Santa Fe, siendo reelecto en 1991 y 1999. En 1989 fue
candidato a Presidente de la Nación, acompañado por Alfredo Bravo como su compañero
de fórmula, en el marco de la Unidad Socialista.
Su inmensa labor legislativa está grabada en forma imperecedera en
sus intervenciones, sus proyectos de ley, su participación protagónica en el debate en
comisiones y el recinto de todos los temas trascendentes que involucraron al país durante
sus doce años como Diputado Nacional.
En 1994 fue Convencional Constituyente por la Unidad Socialista,
teniendo una destacada participación con la presentación de cuarenta y tres proyectos de
texto constitucional y con numerosas intervenciones, principalmente en temas relativos a
la descentralización y participación, tales como: creación del Consejo Económico y Social,
defensa del usuario y del consumidor, autonomía municipal, iniciativa popular, creación
del Ministerio Público, medio ambiente, federalismo, remoción de funcionarios, comisiones
investigadoras, derechos de los pueblos originarios, derechos de la juventud, derechos de
la minoridad, de la tercera edad y de la mujer. Hizo constar su crítica hacia una reforma
que, si bien representó un avance en cuanto a los nuevos derechos y garantías, tuvo su
origen en la reelección presidencial, conservando y profundizando por lo tanto la
concentración del poder, afianzando el presidencialismo y estableciendo un mecanismo
institucional sobre la base de una profundización del bipartidismo contrario a las
tendencias democráticas modernas.
Fue candidato a gobernador de la Provincia de Santa Fe en las
elecciones de 1995.
En el año 1998 fue partícipe protagónico, junto con otros Diputados
Nacionales de distinto signo político, en la resolución del último tramo de frontera con
Chile que restaba sin delimitación definitiva, trabajando durante más de un año en la
propuesta que finalmente fuera aceptada por ambos países. Con la convicción de la
integración estratégica de Chile en el Mercosur, para acceder al Pacífico y transformar el
bloque en un ente bioceánico, además de permitir avanzar en planes de desarme sobre
armamentos convencionales en la medida en que tuviéramos totalmente suprimidas las
hipótesis de conflicto. Y esto era considerado también fundamental para la construcción
de un mundo que él ambicionaba multipolar, no unipolar, porque quería que los pueblos
tuvieran diversas opciones para hacer respetar sus derechos y para comerciar, negociar e
intercambiar. Avizoraba que este mundo multipolar se construye esencialmente en el
afianzamiento de las construcciones regionales como la de nuestro Mercosur.
Su destacada labor fue reconocida por gobierno de Chile, siendo
condecorado con el grado de oficial de la Orden al Mérito en 1999. Este galardón se sumó
al que hubiera recibido en 1990 del gobierno de Perú, que lo condecorara en el grado de
Gran Oficial de la Orden “El Sol de Perú”, por su firmeza indeclinable en la solidaridad con
el pueblo peruano. También participó en las conversaciones con Gran Bretaña en defensa
de la soberanía Argentina sobre las Islas Malvinas.
Integró las comisiones de solidaridad con los pueblos de Chile y de
Paraguay, y continúo haciéndolo en la Comisión Permanente de Partidos Políticos de
América Latina (COPPPAL), en el Comité para América latina de la Internacional
Socialista y en la Coordinación Socialista Latinoamericana de la cual fue Vicepresidente.
Estuvo a cargo de las relaciones internacionales del Partido Socialista Popular y fue
delegado ante la Internacional Socialista. Se relacionó con las principales figuras de la
política mundial, como Salvador Allende, Willy Brandt, Francois Mitterrand, Olof Palme,
Simon Peres, Felipe González, Massimo D’Alema; y generando amistades entre
compañeros de luchas en el socialismo latinoamericano como Ricardo Lagos en Chile,
Leonel Brizola en Brasil o Tabaré Vázquez en Uruguay.
Frente a la agudización de la crisis del modelo neoconservador,
advertía que la no reversión del legado de los noventa desintegraría aún más nuestra
sociedad. Valoraba que debía recuperarse el concepto de la política que plantea como
primera premisa la dignidad del hombre como determinante de su tarea y de su quehacer.
Atribuía la crisis que la política experimenta en esta época a la relativización de los
valores y principios, explicando que no hay política posible sin postulados esenciales que
la actividad política plasme en realizaciones concretas, en función del tiempo, del espacio
y las exigencias históricas.
Fue un impulsor incansable de la unidad del socialismo y un referente
fundamental para la reconstrucción de la presencia socialista en Argentina. Creyó y luchó
por todos los progresos del hombre, pero fundamentalmente por la elevación de la
conciencia del hombre. Sin creer ingenuamente en el progreso indefinido, sostenía la
crítica permanente de un sistema capitalista cuya evolución tecnológica y científica no
impedía la concentración en la quinta parte de la población mundial más del ochenta por
ciento de la riqueza, mientras la mayor parte de los seres humanos padecen la miseria
más abyecta.
En su pensamiento profundo entendía que la más urgente tarea era
impedir que las fuerzas de desintegración social siguieran expandiéndose. Por eso fue
defensor incondicional de la democracia y el consenso, impulsó la realización de acuerdos
y coaliciones que fortalecieran a las instituciones, intentando detener la degradación
creciente de la República. La idea de la suma, en determinados momentos críticos de la
historia de los pueblos, más allá de las diferencias, hoy desarrollada por los pensadores
más racionales de la política, reemplazando el objetivo de la aniquilación del enemigo por
la fórmula del consenso y la concertación, fue un rasgo distintivo de su pensamiento
último. Durante toda su vida buscó la articulación entre la cuestión social y la cuestión
nacional, entendió a la patria no como una superioridad sino como una particularidad. Con
los libros aprendió a saber y a juzgar, con la acción y los años a comprender y a tolerar.
Ya resentida su salud, participó de la campaña electoral de 1999,
siendo su candidatura a Diputado Nacional una responsabilidad que no quiso declinar. Sin
restablecerse completamente, asistió al campamento de la juventud socialista en Amaicha
del Valle, Tucumán, durante el mes de enero de 2000, y de allí partió a Santiago de Chile
con motivo de los festejos por la elección de Ricardo Lagos como Presidente del vecino
país. Estas últimas jornadas mellaron seriamente su recuperación y, pese a su lucha,
falleció el 3 de febrero de 2000.
Sus restos fueron despedidos por las principales personalidades
políticas del país en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso de la Nación, y por miles
de militantes y discípulos que colmaron la sala y que lo acompañaron al último destino de
sus restos, en su ciudad natal, Rosario.
Numerosas crónicas dieron cuenta de su muerte, describiéndolo como
ser humano y político excepcional, entre ellas la de Armando Vidal en el Diario Clarín del
4 de febrero de 2000: “Fue un político activo, querido y respetado, cualquiera fuera la
vereda desde donde se lo contemplara, un gran diputado y una bella persona.”
El periodista Rogelio Alaniz hacía el siguiente retrato en el diario
santafesino “El Litoral” del 6 de febrero de 2000: “él sabía mejor que nadie que la política
nada tenía que ver con el facilismo y los privilegios. Fue el exclusivo dueño de sus
aciertos y errores. Su identidad socialista se conjugaba con un sentido práctico que nunca
derivó en el pragmatismo o en el oportunismo, era un político práctico, pero nunca cayó
en el cinismo. Rechazaba la violencia en todas sus variantes y defendía a rajatabla las
virtudes de la democracia y la convivencia pacífica. Como nadie contribuyó a desvincular
la izquierda de la violencia y los delirios utopistas.”
“Político de raza, entendía la actividad pública como un quehacer
inteligente y solidario. Rechazaba la cultura de los ‘códigos’ pero ejercitaba diariamente
los valores de la tolerancia y el respeto a las ideas del otro.”
“Con su muerte, la democracia argentina pierde uno de sus
protagonistas centrales, el socialismo a uno de sus militantes más reconocidos y la
Reforma Universitaria al último exponente de un linaje de luchadores.”
También se destaca el recuerdo que Marcelo O’Connor plasmara en
el diario “El Tribuno” de Salta ese mismo 6 de febrero: “Estévez era, ante todo y por sobre
todo, un militante. Un militante no es (no era) un simple político profesional, de esos que
actúan porque tienen un cargo rentado o la expectativa de obtenerlo, un ducho en las
maniobras comiteriles que sólo piensa y valora en términos electorales, el político que,
con razón, tanto desprestigio ha ganado. No, un militante era un idealista de tiempo
completo. Su vocación y su vida consagrada a ideas fecundas, capaces de transformar el
mundo, sin importar el éxito o el fracaso inmediato. Guillermo, por origen familiar y fortuna
personal, podría haber elegido el camino de la vida burguesa y los placeres materiales, el
que despreció por la actividad política, pero entendida ésta en su acepción más altruista.
Muchos de los que, en su momento, no le perdonaban su origen social para combatirlo,
reciclaron sus impulsos revolucionarios en la complaciente aceptación del sistema.
Estévez fue una de esas raras personas que logran vivir como eligieron. Nada más y nada
menos que un militante. Quizás el último.”
La analogía con los grandes nombres del socialismo es inevitable, no
podemos dejar de pensar en él cuando leemos las palabras que Alejandro Korn escribía,
al día siguiente del fallecimiento de Juan B. Justo:
“Sobre una línea recta, sin inflexiones ni desviaciones se ha
desenvuelto esta vida, sujeta en todo momento a la ley inmanente de su imperativo
categórico. A esta fuerte personalidad ninguna influencia extraña pudo doblegarla, ningún
provecho mancillar su austera integridad. Una gran pasión le animó, como a todos los
grandes, prestó energías a su voluntad pero jamás perturbó la clara impasibilidad de su
mente. Sólo irradiaba los destellos de una energía superior. Tenía todas las condiciones
necesarias para fracasar en nuestro ambiente político, donde hasta el talento estorba. Sin
embargo se impuso: no alcanzó, es cierto, las posiciones oficiales que en nuestro país se
ofrecen a la viveza pedestre de todas las mediocridades. Ni aspiró a ellas. Era de la
estirpe de los hombres que, sin disponer del poder material, gobiernan. Ejerció un amplio
poder espiritual.”
“Pero no fue un divagador abstracto, sabía que la política es la ciencia
de lo posible. Ninguna visión utópica, ningún lirismo revolucionario, aún en momentos de
grandes exaltaciones, hubo de extraviar la sensatez de su juicio. Jamás con una frase
demagógica aduló los instintos de la muchedumbre. Fue un maestro de disciplina, dio el
ejemplo y despojó su palabra de toda intención retórica.”
“Su obra no termina con su muerte. En eso se distingue la obra de los
efímeros. Es el privilegio de los grandes extender su acción más allá de la tumba. La vida
les ha sido demasiado breve para agotarse.”
Las y los socialistas aprendimos con él que la defensa del medio
ambiente debe ser parte de la cultura, “La cultura debe acreditarse, asimismo, en el trato
con la naturaleza. Cultura exige un respeto a las leyes propias de la naturaleza.”
También, compartimos la idea que nos dejara respecto a nuestra
militancia socialista: “Nuestra inserción debe darse allí en las bases, en las raíces de ésta
formulación que queremos y que vamos a hacer de abajo hacia arriba…..Nuestra misión
es ayudar a que funcione la biblioteca, la cooperadora, etc. Nuestra misión está en crear
en cada barrio para éste fin de semana una actividad cultural que realmente haga a esos
espíritus sentirse diferentes, les haga ver otros horizontes, retomar otras fuerzas. Es
necesario saber que a pesar de todo comenzamos a pensar diferente, que a pesar de
todas las dificultades tenemos la fuerza que se necesita para recobrar la confianza de
cada uno de los argentinos/as en sí mismos y en su país.”
Los y las socialistas destacamos la figura de nuestro compañero
Estévez Boero y compartimos con el Senador Nacional Rubén Giustiniani, como expresó
al cumplirse el quinto aniversario de su fallecimiento en muchos de los considerandos
aquí vertidos, en los que manifestaba que Guillermo: “reivindicó la pasión como motor de
la acción, la humildad y tolerancia en el diálogo, viendo la grandeza no en la propia
persona sino en el servicio al pueblo. Se sintió continuamente fiel a sí mismo, y porque
vivió siempre para todos hoy alcanza el “dulce premio” de vivir en muchos. De él podemos
decir sin lugar a dudas: la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la
vida.”

Por lo antes expuesto, los Concejales y las Concejalas, abajo firmantes , presentan para
su tratamiento y aprobación el presente proyecto de:

RESOLUCIÓN

El Concejo Municipal de Rosario resuelve colocar, en el Salón Puerto Argentino una
placa recordatoria, en homenaje al Dr. Guillermo Estevez Boero militante socialista de
nuestra ciudad; con la siguiente inscripción:
Al Dr. Guillermo Estevez Boero , militante socialista de nuestra ciudad
en reconocimiento a su defensa de la democracia, a la integridad de su accionar
político y a su destacada labor legislativa”
1930-28 de diciembre -2007
Concejo Municipal de Rosario
La mencionada placa será descubierta el próximo 28 de diciembre en conmemoración de
su natalicio.
Los considerandos forman parte de la presente Resolución.

Antesalas, 14 de diciembre de 2007.

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