VISTO:
El 11 de setiembre se cumplen 33 años del golpe de estado militar ocurrido en
el hermano país de Chile, que costara la vida de su Presidente constitucional,
el queridísimo Salvador Allende, y
CONSIDERANDO:
Que el gobierno popular con Salvador Allende como Presidente de Chile surgió
de elecciones democráticas, con el respaldo del 36% de los electores,
gobernando con un respeto irrestricto a la Constitución de la República y sus
leyes. Allende gobernó mil días y durante su mandato el país vivió la más alta
expresión de democracia en su historia, donde la participación fue fundamental
para el desarrollo de la soberanía popular.
Que el nombre y la figura de Salvador Allende, representan para varias
generaciones de latinoamericanos y especialmente de chilenos algo
excepcionalmente importante y absolutamente propio. Fue un “hombre público”
no sólo en su dedicación a la vida política, sino en cuanto cada uno de sus
actos, de sus gestos, de sus movimientos, de sus aciertos y de sus errores.
Poseía una notable capacidad para percibir los problemas de lo cotidiano y lo
ajeno, y supo comprender en profundidad el ser chileno, percibiendo como
nadie las fuentes del dolor y sufrimiento del pueblo, al igual que las de su
alegría y liberación.
Que su idea del socialismo consistía en la idea de un mundo más justo, donde
el ser humano fuera más libre, más pleno, más igual a sus iguales; ese era su
proyecto. Su liderazgo estuvo sostenido por la forma en que relacionaba los
medios con los fines, la conexión entre el mundo teórico y el quehacer político y
el equilibrio específico en la acción para volver posibles las reivindicaciones
buscadas.
Que la acción política de Allende estaba inmersa en un contenido de unidad.
Participó de la fundación del Partido Socialista en 1933 y luego constituyó el
Frente Popular, en el entendimiento de socialistas, comunistas, radicales y
democratacristianos, triunfante en 1938. Luego de una serie de desacuerdos,
se llegó al año 1957, en el que se reunifica el Partido Socialista, desde donde
alentó la creación de la coalición denominada Unidad Popular, lograda en
1969, y que además de los partidos socialista y comunista, incorporó a
sectores cristianos de izquierda y al Partido Radical.
Que Allende entendió siempre la unidad como una aspiración, ni puramente
táctica, ni objeto de maniobras políticas de corto alcance, sino como un
fenómeno social que se traducía en agrupar, tras objetivos comunes, a clases
y capas sociales diversas que se expresaban políticamente en forma distinta.
En el discurso que pronunciara en el 40 Aniversario del Partido Socialista de
Chile expresaba: “La clase obrera chilena tiene su propia y dura experiencia y
una fuerte conciencia revolucionaria; dentro de esta realidad nace para ser
victoriosa la Unidad Popular. Nuestra estrategia es construir el socialismo;
nuestras tácticas, de acuerdo a las realidades que vamos confrontando. No se
abate el capitalismo en una sola gran jornada apocalíptica; es como si
estuviéramos frente a un campo de batalla; hay trincheras y trincheras donde el
capitalismo va defendiendo sus ventajas y privilegios y nosotros hemos ido
tomando esas trincheras.” Y finalizaba diciendo: “Necesitamos un partido cada
vez más endurecido, con una unidad orgánica monolítica y con una unidad
ideológica también monolítica; con la más amplia democracia interna una vez
trazada la línea del partido; con la más absoluta lealtad al camino que
voluntariamente el partido, a través de sus congresos, de sus directivas, ha
trazado.”
Que al asumir la Presidencia, Allende precisó que lo hacía para “orientar al
país hacia una nueva sociedad, más humana, en que las metas últimas son la
racionalización de la actividad económica, la progresiva socialización de los
medios productivos, y la superación de la división de clases“. Y en su primer
mensaje al Congreso definió directamente “La Vía Chilena al Socialismo“ como
“un modelo nuevo de Estado, de economía y de sociedad, centrado en el
hombre, sus necesidades y sus aspiraciones“. Allende estuvo muy próximo a
lograr la culminación global de sus ideas: hacer socialismo en Chile.
Que es fundamental rescatar el lugar que Allende ocupaba en esta gigante
tarea, que él mismo así entendía y explicaba: “Yo les pido a ustedes que
comprendan que soy tan sólo un hombre, con todas las flaquezas y debilidades
que tiene un hombre, y si pude soportar –porque cumplía una tarea- la derrota
de ayer, hoy sin soberbia y sin espíritu de venganza, acepto este triunfo que
nada tiene de personal, y que se lo debo a la unidad de los partidos populares,
a las fuerzas sociales que han estado junto a nosotros, se lo debo al hombre
anónimo y sacrificado de la patria, se lo debo a la humilde mujer de nuestra
tierra […] Este triunfo debemos tributarlo en homenaje a los que cayeron en las
luchas sociales y regaron con su sangre la fértil semilla de la revolución chilena
que vamos a realizar […] el compromiso que yo contraigo ante mi conciencia y
ante el pueblo –actor fundamental de esta victoria- es ser auténticamente leal
en la gran tarea común y colectiva. Lo he dicho: mi único anhelo es ser para
ustedes el Compañero presidente […] Lo mejor que tengo me lo dio mi partido,
la unidad de los trabajadores y la Unidad Popular.” (Salvador Allende, Triunfo
de la Unidad Popular, 5 de setiembre de 1970).
Que Salvador Allende entendió siempre que en el mundo moderno la
dimensión internacional de una política juega un rol decisivo. Más aun en el
caso de Chile, en que se iniciaba la experiencia inédita de introducir reformas
profundas a las estructuras capitalistas, dentro del marco que presentaba la
legalidad vigente y en que la aplicación del programa de gobierno, tendría que
lesionar necesariamente los intereses de los sectores dominantes en el país y
los de poderosas empresas extranjeras que explotaban las riquezas básicas de
Chile.
Que se desprenden como las políticas más relevantes del gobierno de Allende:
el proceso de nacionalización del cobre, que contenía un significado
patriótico para el país (se recuerda la frase: “el cobre es el suelo de Chile”),
hasta el punto que su aprobación parlamentaria mediante reforma
constitucional, fue el único aspecto de programa de la Unidad Popular acogido
por unanimidad en el Congreso Pleno; la reforma agraria, que implicó un
profundo cambio en la tenencia de la tierra del agro chileno, se puede decir que
se consiguió la liquidación del latifundio y se sumó un conjunto de medidas
tendientes a abordar el problema agrario en su totalidad; y la redistribución
del ingreso con la aplicación de políticas de remuneraciones y otras que no
solo restituyeran el poder adquisitivo de los sueldos y salarios, sino que
propendieran a mejorar sustancialmente los servicios de salud, educación,
vivienda cultura y recreación, destacándose que el Ministerio de Educación
tuvo el porcentaje más alto del presupuesto nacional, el 20% del total.
Que durante el gobierno del Presidente Allende se registró un auge cultural sin
precedente en la historia del país, que no ha vuelto a repetirse. Las artes, la
cinematografía, el teatro y por supuesto la música popular, que alcanzó una
dimensión internacional que hasta hoy perdura.
Que mientras Allende y el pueblo chileno construían con esperanza su patria
libre, el imperialismo norteamericano, la burguesía monopólica y financiera, y el
fascismo criollo concluyen su conspiración con los militares, desatando en toda
la República un Golpe de Estado reaccionario. El 11 de Setiembre de 1973, las
conquistas ganadas y la quimera de construir una patria sin explotados ni
explotadores fueron barridas con sangre y fuego.
Que la convicción y grandeza de Salvador Allende fue reconocida en toda
América. Fidel Castro expresó, días después: “Nunca en este continente
ningún presidente protagonizó tan dramática hazaña. Muchas veces el
pensamiento inerme quedó abatido por la fuerza bruta. Pero ahora puede
decirse que nunca la fuerza bruta conoció semejante resistencia, realizada en
terreno militar por un hombre de ideas, cuyas armas fueron siempre la palabra
y la pluma… ¡Así se es revolucionario! ¡Así se es hombre! ¡Así muere un
combatiente verdadero! ¡Así muere un luchador por el socialismo!”
Que también días después del asesinato de Allende, el gran poeta y militante
chileno Pablo Neruda reconocía: “Allende nunca fue un gran orador. Y como
estadista era un gobernante que consultaba todas sus medidas. Fue el
antidictador, el demócrata principista hasta en los menores detalles… Sólo la
nacionalización del cobre fue una empresa titánica, y muchos objetivos más se
cumplieron bajo su gobierno de esencia colectiva”.
Que en los discursos radiales, momentos antes de que la cobardía fascista
acribille su cuerpo en La Moneda, Allende avizora los nuevos tiempos de la
República hermana de Chile, “...La historia no se detiene ni con la represión ni
con el crimen. Esta es una etapa que será superada. Este es un momento duro
y difícil: es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de
los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor
[…] Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre
tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de
grandes anhelos de justicia, que empeño su palabra en que respetaría la
Constitución y la ley, y así lo hizo […] Sigan ustedes sabiendo que mucho mas
temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde
pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile, viva el
pueblo, vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras, teniendo la
certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo
menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la
traición.”
Por todo lo expuesto, los concejales y las concejalas abajo firmantes
presentan para su aprobación el siguiente proyecto de:
DECLARACIÓN
Artículo 1: El Concejo Municipal de Rosario rinde su sentido homenaje al
Presidente Constitucional de Chile Salvador Allende, al cumplirse 33 años de
su muerte como consecuencia del golpe de estado fascista del 11 de setiembre
de 1973, complotado por los defensores de la explotación del hombre por el
capital. Este homenaje es al militante, al pensador, al político, al coraje y a la
grandeza de un hombre que es la inspiración de todo militante por la igualdad y
la justicia.
Artículo 2: Comuníquese con sus considerandos.
Antesalas, 30 de agosto de 2006
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